Parte de nuestra historia y de muchos otros que al igual que nosotros hoy estamos aquí en Estados Unidos comenzó en busca de un futuro mejor y como decimos en mi tierra “el que quiera azul celeste, que le cueste”; así es la vida para todos aquellos que hemos dejado nuestro lugar de origen, nuestras familias, culturas y pasado por creer que tenemos derecho a alcanzar algo mejor.
Para algunos comienza con un viaje sin obstáculos, para otros desde antes de salir y en el mismo camino, las pruebas están y termina en un cuento de terror, una odisea de mucho sacrificio, angustia, frustración, desesperación… pero todo pasa, y también se viven momentos de triunfos y alegrías. Contar el testimonio de cada persona es algo así como dulce y amargo al mismo tiempo o como dirían aquí “bittersweet”.
La historia de “Thanksgiving” es muy sencilla de contar pero si por algún momento nos ponemos a analizar lo que realmente pasó nos encontraremos con un grupo de gente (los peregrinos) en un barco (Mayflower) que contra viento y marea tocaron tierra en 1620 en Plymouth, en una estación tan “acogedora” como es el invierno en este país. Muchos murieron, de un total de 102 tripulantes quedaron 46 y los que sobrevivieron gracias a la ayuda de los indios de esa región en el invierno siguiente, con una mejor cosecha y muy agradecidos celebraron ese día de una manera muy especial y hasta mataron aves y animales salvajes, como por ejemplo el “bendito” pavo. De ahí en adelante, todos los años como una buena y antigua tradición se celebra el día de “Thanksgiving”.
La mayoría de los que llegamos a este país venimos en busca del “sueño americano” pero pocos lo logramos, algunas veces nos toca conformarnos con lo que se nos va presentando para hacer nuestros días más llevaderos y nuestras penas más livianas. Pero aunque nuestro destino haya cambiado, no podemos dejar a un lado todo lo que hemos aprendido desde que salimos de “casa”.
¿Quién diría que esta palabrita de cuatro letras, pronunciación común y corriente y de aspecto tan insignificante tenga tanto significado para nuestra vida? ¿ Quién creyera que al hablar de “casa” muchas veces nos conmueve o nos hace llorar?
Lo que traemos de cada uno de nuestros países es lo que nos hace diferentes pero a la vez especiales, pero nos hemos enriquecido gracias a todo lo que nos han enseñado tanta gente que hemos conocido en este país, algunos se han ido, otros siguen aquí, pero de todos hemos tomado algo que nos ha cambiado por siempre. Por eso cuando nos sintamos tristes deberíamos detenernos por un momento y agradecer que hemos tenido la oportunidad de estar aquí y compartir con gente de diversos lugares, ciudades o países, con diferentes culturas, creencias, cultos, religión, raza e idioma con los que nos hemos identificado sobre todo en los momentos de dolor. He aquí la palabra mágica “dolor” porque cuando éste nos visita es cuando en realidad sabemos con quién contamos y quiénes nos han ayudado.
Es tan fácil decir “bienvenido a casa” y muy halagador cuando nos lo dicen pero debemos ganarnos ese lugar sintiéndonos como una misma familia. Así que a dar gracias a todos aquellos que aún no siendo familia, nos han hecho miembros de sus respectivos hogares.
Quiero aprovechar esta celebración del día de “Acción de Gracias” para acordarnos de aquellos que muchísimos años atrás también llegaron a este país buscando una mejor forma de vida, libertad, una manera de decidir, un culto, una religión y poder comenzar de cero, pero en especial quiero enfatizar que nada se logra sólo y es por eso que sin la ayuda de los indios, los peregrinos no hubieran podido sobrevivir ante tantos obstáculos a los que se vieron sometidos una vez que llegaron aquí.
En acción de gracias y siendo una inmigrante más en este país quiero recordarles a todos que al igual que yo tienen sus sueños que luchen para hacerlos realidad y que se llenen de ganas teniendo claro que no podemos dividirnos o marginarnos, necesitamos ayudarnos unos a otros y hacer la diferencia. Como diríamos en mi tierra hay que tener mucha “berraquera” para seguir adelante y seguir soñando sin olvidar que juntos todos venceremos! Feliz día!
Qué mensaje tan bonito y especial… Gracias por ser mi familia!
Es un placer!
Quiero agregar que este escrito además de sensibilizarnos, tocar nuestras mentes y almas por el sólo peso de la verdad de estas palabras. Me siento orgulloso de saber que tengo a mi lado un ser humano maravilloso y definitivamente una hija muy especial de DIOS. Te quiero y felicito… tocaste hilos de sensibilidad que sólo se logran mover con la inspiración que Dios te dio. Mil bendiciones y feliz día de Acción de gracias.
Gracias por ser mi compañero… mi ángel! Te quiero mucho, Lily